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Vender guarapo fue la alternativa a la que tuvieron que recurrir Don Evelio y Doña Lucía para poder sacar adelante a su numeroso hogar compuesto de cinco hijos y uno más que llegaría después a conformar esta familia, por cosas del destino no podían conseguir un empleo y por sugerencias familiares decidieron incursionar en este negocio.

Hoy, casi 20 años después no se sienten decepcionados de su decisión, pues pudieron sacar adelante a sus hijos y brindarles techo, alimentación y estudio, haciéndolos hombres de bien y dándoles el mejor ejemplo, el de la tenacidad y la unión familiar para afrontar cualquier situación, por más adversa que esta fuera.

Hoy en día Don Evelio y Doña Lucía solo están los días de la ciclovía de los domingos y festivos, pero la administración sigue siendo familiar.